Tal vez sea por esos ojos que me iluminan cada vez que me miras. Quizás es tu forma de abrazar mi mano con la tuya, buscándola en cuanto unimos nuestros pasos. Tal vez es el tacto de tus labios al rozar los míos. A lo mejor es el suave sonido de tu voz en mi oído. O el cálido e inconfundible aroma que me arropa cuando me abrazas.
Lo más probable es que sea todo en su conjunto. Una algarabía de sentimientos basados en 5 únicos sentidos, activados sólo y exclusivamente por una presencia: la tuya.
Sólo a ti podría reconocerte entre un millón de personas. Soy capaz de verte aunque estés entre la multitud. Soy capaz de adivinar el sonido de tu voz incluso en el lugar más ruidoso del mundo. Soy capaz de saber si es tu mano la que estoy cogiendo incluso en la más densa oscuridad. Soy capaz de reconocer a qué saben tus labios sin ponerles nombre de fruta. Y, finalmente, tras pasar cualquier rato contigo, soy capaz de identificar tu olor en mi piel.
Y es que impregnas mi vida con tu esencia. Llámalo delirio si quieres pero es la única verdad que se me ocurre. No es como si pudiera prescindir de ti, porque si faltara en mi cuerpo cualquiera de estos ingredientes, no sería yo más que un cuerpo incompleto, perdería mis sentidos. Porque sin tu sabor no hay más sabores, sin tu olor no existen olores…
No me avergüenza decirlo. Quererte me hace más feliz que la mayoría de las cosas del mundo. Y doy gracias por ello, por permitirme sentir como siento, pese al miedo, pese a sentirme en lo alto con lo que ello supone, caer.
Me permitiré creer que eso nunca pasará. Como dice la canción: espero que no te importe seguir siendo mío cuando seamos mayores…
