viernes, 4 de junio de 2010

Recuerdos

Saludos a todo el mundo. Estoy muuy feliz porque ya se ha rebasado la barrera de las 100 visitas, ¡y con creces! Muchas gracias a esos amables desconocidos que se asoman, y por supuesto a los conocidos a los que pseudoobligo a pasarse de vez en cuando jaja.

Esta entrada es un poco diferente, son dos textos cortitos distintos que escribí hace tiempo y que tienen una alta dosis sentimental. Fueron dos momentos muy diferentes pero relacionados al fin y al cabo.

No hace falta decir a quien me refiero en el texto.

Saludos, sigo esperando vuestros comentarios ;)

-----------------------------------------------------------------------------------------------

Texto 1:

Qué fácil es olvidar todo lo malo de una vida cuando conoces a alguien que, con solo mirarte, te hace vibrar. Y sentir de nuevo la ilusión, la cosa más dulce. Una flor que hace renovar sentimientos, que fluyen de nuevo con gracia y energía por un cuerpo que hacía tiempo quedó frío, sin ser capaz de volver a vivir de verdad.

Y qué hace un beso, sino enamorar, que en tus labios solo puede aparecer una sonrisa, leve, apenas un gesto, que se acompaña de una mirada, directa no solo a los ojos, sino al alma. Ver ese eterno brillo en sus ojos, y tener la absoluta certeza de que todo es cierto, real.

Qué fácil es sentirse querido en ese instante. Darte cuenta de que de verdad esta vez eres correspondido.

Entonces, una caricia, tan suave, sutil y simple al mismo tiempo, que el cuerpo se estremece, con el simple contacto de una mano que roza tu piel, tu rostro, mientras busca de nuevo tus ojos con los suyos. Parece no querer separar su conciencia de la tuya, lo que os rodea no es lo suficientemente importante para apartar la vista.

La mente deja de funcionar y tan solo puedes desear que ese instante nunca acabe. Sin embargo, un susurro te despierta, un "te quiero" que apenas se escapa de vuestros labios, sin pensar. Suena tan cercano, tan sincero, tan... añorado. Nunca pensaste que de verdad pudiera ocurrir, y lo único que se te ocurre es abrazar fuerte su cuerpo cálido. Das todo tu corazón en ese abrazo, tratando de llenar cualquier vacío que pudiera existir entre los dos. Os unís en ese último contacto, tan íntimo, tan personal.

Tu corazón se acelera y besas sus labios, necesitas beber de ese alma que encaja con la tuya. Formar ese puzzle que parecía no tener respuesta. Ahora la solución parece tan obvia que unas tímidas lágrimas amenazan con saltar a tus ojos. El haberlo hallado por fin.

Sin necesidad de mediar palabra, os dais la mano. No hay nada más que decir. Camináis hacia ninguna parte, a un lugar donde nadie os encuentre, donde nadie os pueda incordiar con odios o reproches, un lugar donde ser felices, juntos, para siempre.


-----


Texto 2:

Hoy pude haberte perdido. Tal vez, hoy, esta noche, habría sido la peor de mi vida. Sin avisar, sin opción de sospechar que el destino iba a jugármela arrebatándome el más preciado de mis tesoros: el corazón.

Tiemblo solo de escucharte contar tu historia. Sufro pensando que aún sigues aquí conmigo solo por un simple capricho del sino.

Quizás después de todo tengo suerte. Una suerte extraña y macabra, pero suerte al fin y al cabo. Puede que por este extraño giro de la trama que nos envuelve sea por lo que ahora solo aparece en mi mente la última imagen que tengo de ti, tan guapo como siempre y más que nunca, en mitad de ese frío pasillo de la facultad, saliendo de la cafetería. Me lanzas un beso, respondiendo al mío, seguro de que tus labios tocarán de nuevo los míos cuando la semana termine.

Esa absurda certeza parece ahora infundada. De aquí en adelante cada beso te lo daré como si fuera el último.

No puedes marcharte, no sin mí. No sin saber, sin tener la absoluta consciencia de que te quiero con todas mis fuerzas, con cada parte de mi ser. Adonde tu vayas, mi corazón va contigo.

1 comentario: